jueves, 16 de diciembre de 2010

Llegada a la ciudad de Nanjing




Llegamos al hotel a las 9 de la noche. Nuestra conciencia del tiempo y el espacio era totalmente subjetiva, solo sabíamos que estábamos derrotadas.
Entramos en la habitación y nos sorprendió por lo espaciosa y bonita, sobre todo la estancia de la cama. Cuando Isabel vió la cuna que tenían preparada, se derrumbó. Era demasiado tiempo esperando que llegara lo que faltaban solo unas horas por ocurrir, y suponía, ya en la recta final, un desgaste muy grande.
Cenamos un plato de arroz blanco y uno de pasta que compartimos entre las dos con una cerveza china cada una, brindamos por nuestro niño y por toda nuestra familia y nos fuimos a dormir.
Lo que estaba por suceder superaría con creces todas y cada una de nuestras espectativas...



1 comentario:

  1. Si no fuera porque se sabe dónde es y la circunstancia.. podría ser como recién parida jeje

    Ay ay.. las botitas, los cuentos, los muñequitos waldorf..
    y las lágrimas ahí empañando todo jejeje.

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